LA ECUALIZACIÓN
En la mezcla se suelen emplear varios modos de ecualización. La imaginación es pródiga en cuanto a la variedad de nombres que reciben. Para referirnos a ellos, por llamarlos de algún modo, recurrimos a algunos de los términos que más se repiten; da igual como los llamemos, lo importante es lo que significan:
Limpiadora, clínica o “quirúrgica”. Se centra en un solo instrumento o voz o, lo que es lo mismo, en una pista concreta, sin tener en cuenta el resto. El objetivo es buscar y eliminar frecuencias molestas, disonantes o estridentes.
Limitadora o definidora de rango. También sobre una pista individual, trata de atenuar o eliminar las frecuencias que no aportan nada porque están fuera de su rango útil. Es decir, encajan el instrumento o voz dentro de su rango correspondiente. Por último, define sus frecuencias más características y las refuerza, si es necesario.
Musical, general o global. Tiene como fin la mezcla en sí misma, considerada como una unidad. Persigue la integración de todos los instrumentos y voces para que el conjunto suene equilibrado. Todo vale: Lo importante es la mezcla.
PISTA A PISTA
Localización y tratamiento de frecuencias sensibles
Lo habitual es comenzar por pistas individuales, de una voz o un instrumento, una a una. Para ello, debemos escuchar atentamente, tomar notas y, por último, decidir si debemos aplicar ecualización o no (no siempre es necesario). A modo de guía, podemos seguir las pautas que se describen a continuación.
FRECUENCIAS EXTRAÑAS
Son frecuencias que resultan desagradables al oído, en especial si destacan o sobresalen. Normalmente, se trata de armónicos disonantes que han resultado realzados durante la grabación. Eso no significa, a priori, que la grabación sea deficiente, ni que se haya producido algún problema relacionado con el micrófono o con la acústica de la sala. Es necesaria una ecualización “quirúrgica”.
Para localizarlas utilizamos una “Q” de banda muy estrecha con una ganancia alta y, mientras reproducimos la pista, nos desplazamos por el rango útil del instrumento o voz hasta detectarlas. Aquí, el oído ¡y unos buenos monitores! son fundamentales, no existen las fórmulas mágicas.
Una vez localizadas, con la misma “Q” estrecha para no afectar a las frecuencias próximas, reducimos su ganancia al mínimo (Filtro de recahzo o Notch. Ver).
Es obvio que necesitamos un ecualizador que permita trabajar con varios puntos de ecualización (cuantos más mejor) puesto que pueden aparecer varias de estas frecuencias.
FRECUENCIAS FUERA DE RANGO
En este caso el objetivo es filtrar todo aquello que no aporta nada, es decir, las frecuencias que quedan fuera del rango útil del instrumento o voz y que, además, ocupan un espacio precioso para otros elementos que sí pueden necesitarlo. Aplicamos una ecualización limitadora o de definición de rango.
Una vez determinado el margen útil del instrumento o voz aplicamos un filtro de paso alto con una curva pronunciada en el límite inferior de los graves o, tal vez, comenzar incluso un poco más adelante.
En el extremo agudo… Podríamos emplear un filtro de paso bajo, de modo similar que para los graves, pero a la inversa; sin embargo, algunos ingenieros prefieren no hacerlo y abren la mano para permitir que los armónicos, más agudos que el límite de frecuencia útil (su nota más aguda), no se corten. Le llaman a eso, dar “aire”. Buena idea.
FRECUENCIAS ÚTILES
Una vez pulidos los defectos de la pista y limitado el margen útil de actuación comenzamos a buscar aquellas frecuencias o rangos de frecuencias que la fortalecen, añaden “presencia” y “vida” a la voz o al instrumento. Definimos su rango útil. (Ver).
Utilizaremos un factor de calidad “Q” ancho, puesto que es más musical, y vamos ensayando mediante la técnica de prueba y error mientras recorremos su rango útil.
Al final, descubriremos cuales son la frecuencias que nos proporcionan lo que queremos y las reforzaremos “con sentidiño” (pensando bien lo que hacemos, diría mi abuela).
FRECUENCIAS ÚTILESParámetros de ecualización por elementos
No se trata de consejos, ni de recomendaciones. Son algunas frecuencias o rangos de frecuencias que, por sus características y “peso”, son relevantes para el elemento (instrumento o voz).
En el apéndice titulado “La ecualización” se anexa una tabla en la que se listan unos instrumentos junto con sus frecuencias útiles y banda de armónicos principales. Sin embargo, también conviene saber a qué, o cómo, afecta cada frecuencia.
LA VOZ
No se trata de consejos, ni de recomendaciones. Son algunas frecuencias o rangos de frecuencias que, por sus características y “peso”, son relevantes para el elemento (instrumento o voz).
En el apéndice titulado “La ecualización” se anexa una tabla en la que se listan unos instrumentos junto con sus frecuencias útiles y banda de armónicos principales. Sin embargo, también conviene saber a qué, o cómo, afecta cada frecuencia.
CAJA
Cada caja es un mundo. Estas, no obstante, son frecuencias importantes—
120 Hz: Recorte con filtro de paso alto
200 – 350 Hz: Aportar cuerpo
250 – 750 Hz: Trabajar mucho este rango para evitar que suenen “acartonadas”
2 – 5 Khz: Resonancias metálicas del arco. Aporta brillo
5 – 8 Khz: Mayor pegada / Pegada más seca
10 Khz: Brillantez. Cuidado aquí
Las cajas son muy difíciles de ecualizar.
TIMBALES – TOMS
100 Hz: Aportar cuerpo
300 – 750 Hz: Recortar para evitar que los timbales suenen acartonados
400Hz: Recortar. Es la zona más propensa a producir sonido “acartonado”
.
5 – 7 Khz: Agrega ataque y pegada. ¡Ojo! Puede hacer que suenen metálicos
PLATOS
200 Hz: Disminuir el sonido “gong”
400 Hz: Recortar para reducir el sonido “habitación”
8 – 15 Khz: Rango sobre el que trabajaremos el brillo de los platos
10 Khz: Dureza a platillos
15 Khz: Aumentar el brillo
OVERHEADS
250 Hz: Cortar por debajo para evitar anulaciones de fase. (Ver siguente)
1 Khz: Cortar graves hasta esta frecuencia sólo para captar los platos
8 Khz: Proporcionar más aire
BAJO
No recortaremos nunca en los graves salvo que sature o compita en exceso con el bombo.
50 Hz: Atenuar. Mejor reconocimiento de la línea de bajo o disminuir la “pegada”.
100 Hz: Agregar más cuerpo.
250 Hz: No forzar en esta frecuencia:
400 Hz: Agregar claridad a líneas de bajo:
800 Hz: Aporta claridad y “punch” al bajo:
1,5 Khz: Claridad de púa en bajos eléctricos:
2 – 3 KHz: Más presencia y sonido de púa:
5 KHz: Más “sonido de dedos”:
GUITARRAS
100 Hz: Agrega cuerpo: Disminuir para reducir “pegada” – Más claridad
200 Hz: Agrega cuerpo (sonido más duro):
150 200 Hz: Como norma general, cortaremos por debajo de aquí para evitar choques de bajo y bombo
Este recorte de graves también evitará que la mezcla se enturbie
800 Hz: Mejorar sonido guitarra “barata”
:
1,5 Khz: Sonido apagado de guitarras:
3 KHz: Más ataque de guitarra eléctrica/acústica: Disminuir para disfrazar guitarras fuera de tono
5 KHz: Brillo a acústicas débiles u oscuras: Disminuir para suavizar guitarras “flacas”, agudas
7 KHz: Aumentar para agregar “filo”:
10 KHz: Brillo típico de las guitarras acústicas:
OTROS ELEMENTOS
En general, suelen estarán recortados en graves para que empasten mejor en la mezcla y no ‘molesten’ al resto.
50 Hz: Cuerpo a los instrumentos de bajas frecuencias:
100 Hz: Dureza a los instrumentos de bajas frecuencias: Más calidez a pianos y vientos
200 Hz: Quitar para menos ‘turbidez’ en instr. de rango medio:
400 Hz: Hay quien recorta de aquí para atrás, con una curva suave. Mejor, con un filtro de paso alto
3 KHz: Ataque en partes de piano bajo. Claridad: Disminuir para proporcionar aire y un sonido más suave
5 KHz: Reducir para “alejar” las partes secundarias:
7 KHz: Agregar “filo” a sintetizadores y piano:
10 KHz: Brillo a pianos:
15 KHz: Brillo a voces, cuerdas y flautas: Hacer los samplers más reales
TENER EN CUENTA.
Si tenemos que cargarnos el “brillo” de una de las guitarras para que la voz se perciba con mayor presencia, lo hacemos.
Y si el bombo se come al bajo, recortamos un poco en los graves del bombo (o combinamos con una compresión sidechain).
Todo lo que haga falta para que la mezcla suene bien, equilibrada, como una unidad. El fin último es lograr la mayor sonoridad del conjunto, lo que conseguiremos situando cada frecuencia
Punto de partida
Como punto de partida para que nos ayude a situarnos dentro del rango general tomaremos como referencia un instrumento grave, por ejemplo el bombo, y otro agudo, como un plato o una pandereta.
De este modo, tendremos limitados los extremos de nuestro material de trabajo y será más sencillo acomodar el resto.
La tabla de instrumentos con sus frecuencias incluida en el apéndice “La ecualización” puede sernos muy útil también en esta etapa.
Solución de conflictos
Algunas veces podemos observar un efecto que nos puede sorprender o llamar, cuando menos, la atención.
Hemos realizado un trabajo exhaustivo de ecualización en un instrumento individual. Suena de maravilla. Sin embargo, al escucharlo en conjunto tenemos la sensación de que la mezcla suena con poca claridad, opaca.
Es lo que se conoce como efecto de enmascaramiento. Las frecuencias de distintos elementos se superponen e interfieren entre sí.
Nuestra labor consiste en detectarlas y distribuir, de nuevo y correctamente, las frecuencias de los instrumentos o voces que chocan de modo que se reduzca dicho efecto.
EL BOMBO Y EL BAJO
En las frecuencias graves el bombo y el bajo ocupan el mismo espacio en una zona más o menos amplia.
Probamos a incrementar 1 ó 2 dB. en la banda 80 – 120 Hz. para el bajo, o insistir sobre sus armónicos principales. También es útil aplicar técnica de “Doble o mitad”
Valorar el uso de compresión sidechain.
VARIAS GUITARRAS
Las guitarras ocupan el mismo rango de frecuencias.
Recortamos las frecuencias bajas en una y estiramos las altas en la otra.
Complementar con un poco de panoramización
PARA TERMINAR.
Por estas razones, la ecualización es un proceso importante dentro de la mezcla ya que permite darle libertad a ciertos instrumentos y por supuesto liberar secciones del proyecto en el que estemos y evitar problemas de fase muy notables, conociendo cada uno de sus parámetros ya sea gráfico, semi-parametricos o paramétrico los ecualizadores nos brindan una gama extensa de opciones para darle nuestro toque artístico a los instrumentos y darle el enfoque que queremos a la mezcla la cual puede variar de acuerdo al género, intención y dinámica de la música que estemos trabajando
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